La recesión ha afectado enormemente al glamoroso mundo de las pasarelas.
Vestidos de diseñador gratuitos, un ejército de admiradores y 15.000 dólares para caminar por una pasarela: No sorprende que miles de adolescentes aspiren a ser modelos famosas. Pero en los desfiles de alta costura de París, las rubias de piernas largas que promocionan una vida de lujo ahora ven a su mundo patas arriba por la crisis económica.
«¡Mitad de precio! Todo está a mitad de precio en todas partes, en Milán, incluso en Nueva York», asegura Anna Chyzh, una joven de 23 años de Kiev, recién se había sacado un vestido de Stephane Rolland para ponerse unos jeans y dirigirse al próximo desfile.
Al igual que muchas modelos de Ucrania, Rusia y los Balcanes, Chyzh regularmente envía dinero a su casa para mantener a su madre, una diseñadora de interiores independiente que tiene problemas para hallar trabajo por la recesión.
«Ella me dice: ´Anna, tienes que ayudarme ahora´. Así que tenemos que trabajar para mamá, no podemos negarnos a ningún contrato ahora», agregó antes de desaparecer entre un enjambre de muchachas igualmente rubias y delgadas.
Evitados por compradores cuidadosos en medio del creciente desempleo y el temor de una larga y profunda recesión, los minoristas de todo el espectro redujeron las expectativas de ganancias y el dinero que destinan al márketing.
Incluso grupos mayores de artículos de lujo están sintiendo la crisis. Richemont, la firma suiza detrás de los lapiceros Montblanc y relojes Cartier, anunció a inicios del año que no veía signos de recuperación después de que las ventas del tercer trimestre quedaran lejos de los pronósticos.
Editores de revistas como Conde Nast, que publica Vogue, y Time Inc., ven a sus ventas publicitarias desplomarse, y el New York Times espera que los ingresos se deterioren aún más.
En los desfiles de moda de enero en París y Milán, una gran oportunidad publicitaria para marcas de lujo, los diseñadores contrataron menos modelos que el año pasado.
-Rarezas de pasarela
En Premier Model Management de Londres, una agencia que ha representado a Claudia Schiffer, clientes que pagaban una tarifa diaria de 3.000 libras (4.200 dólares) ahora llegan con un presupuesto de 1.500 libras.
Para afrontar la crisis, las agencias ajustan su mezcla de lo que denominan «modelos comerciales», que atraen un flujo sostenido de trabajos de bajo perfil como sesiones fotográficas de catálogo, y las costosas «modelos de imagen», quienes aparecen en desfiles y portadas de revistas.
Necesitas ambos lados para sobrevivir a la recesión, pero el equilibrio se inclina levemente hacia las modelos comerciales. Las chicas de pasarela no son las muchachas cotidianas, son rarezas, con medidas que tenían a los 16 años y que aún conservan a los 18.
Karen Diamond, directora de Models 1, la agencia de la súpermodelo Agyness Deyn, espera que el impacto total de la crisis la golpee más adelante en el año, ya que los presupuestos publicitarios y los cronogramas de desfiles son planeados con mucha antelación.
«Los clientes prefieren modelos establecidas en vez de dar una posibilidad a nuevos rostros, y será duro para las nuevas chicas.
Desde el colapso de la ex Unión Soviética y la llegada de internet, el modelaje se ha convertido en uno de los mercados laborales más competitivos y globalizados.
Hoy, una adolescente de un pueblo de Europa del este, inspirada por concursos de belleza y programas de televisión como «America´s Next Top Model», podría enviar sus fotos por e-mail a un agente y ser famosa de la noche a la mañana.
Pero en general, las pocas afortunadas que consiguen un agente todavía están muy lejos de tener éxito. Diamond (directora de agencia de súpermodelos) dijo que la mitad de las modelos que su agencia contrata no llegan a la etapa siguiente, ya que sus cuerpos adolescentes engordan o ellas deciden concentrarse en su educación.
Las que no llegan a la cima -sin contar estrellas como Kate Moss o Naomi Campbell -pueden ganar 500.000 dólares al año.
-Glamour en crisis
Reclutadas desde adolescentes, con poca experiencia más que para sonreírles a las cámaras, muchas modelos de tiempo completo que fueron entrevistadas no tenían planes alternativos, pero les preocupaba que el trabajo se acabara.
Otros dijeron haber pasado por tiempos peores.
Las versiones sobre la recesión hacen que Pablo Ballay, un desgarbado modelo argentino de 23 años, se encoja de hombros y sonría.
«Muchos de los modelos aquí son de Argentina, y cuando vives en un país como ese te encuentras en una crisis continua», dijo tras bambalinas después del desfile. «Así que ves lo bien que vive aquí la gente y dices ´¿Qué? ¿Esto es una crisis?´», comentó.
Fuente: EFE - ModeloDePortada.COM